El amor propio no es un lujo, es una necesidad cotidiana.

En un mundo que nos enseña a complacer, rendir cuentas y estar disponibles todo el tiempo, hablar de amor propio puede sonar como algo lejano, incluso egoísta. Pero no lo es. Amarnos es un acto profundamente humano y necesario. Y lo más importante: no requiere dinero, ni spa, ni frases perfectas frente al espejo.

Amarte no es una meta: es una práctica diaria

Amor propio no significa gustarte todo el tiempo ni tener la vida resuelta. Es más bien una relación interna que vas construyendo con constancia, honestidad y paciencia. Es como un músculo: se fortalece con el uso, no con la teoría.

Practicarlo puede ser tan simple como:

  • Apagar el celular cuando lo necesitas

  • Decirte que no vas a hacer algo solo por compromiso

  • Leer algo que te nutra

  • Comer con calma

  • Poner límites sin sentir culpa

  • Dormir sin pelearte con el reloj

Ninguno de estos gestos cuesta dinero, pero sí requieren una decisión: elegirte a ti misma una y otra vez.

Conocerte es el primer paso para amarte

No podemos cuidar lo que no conocemos. El autoconocimiento es la base de un amor propio real. Es lo que te permite distinguir cuándo estás actuando desde el miedo o desde la fidelidad a ti.

Conocerte es observarte sin juicio: saber qué necesitas, qué te duele, qué te calma, qué te enoja, qué te recarga. Es mirarte como mirarías a alguien que amas, con curiosidad y sin prisa.

Amor propio no es soledad, es presencia

A veces confundimos el amor propio con alejarnos de todos o hacerlo todo solas. Pero no se trata de encerrarnos, sino de aprender a estar con nosotras desde un lugar de presencia. Y desde ahí, vincularnos de forma más sana y libre con los demás.

Cuando aprendemos a escucharnos, también aprendemos a elegir relaciones, trabajos y espacios que nos nutran, no que nos desgasten.

Tu paz también se ve bonita

Amarte no siempre se ve espectacular. A veces se ve como decir "no puedo". Como cerrar el correo, llorar un rato o quedarte en casa sin dar explicaciones. Y eso también vale.

Porque el amor propio verdadero no necesita adornos: solo necesita verdad, práctica y compasión.

Si hoy quieres empezar, empieza pequeño: con un acto. Uno solo. Quizá hoy sea apagar el celular una hora antes de dormir. Mañana, quién sabe.

Pero cada vez que te eliges, algo dentro de ti florece.

¿Te gustaría profundizar en este proceso? Te acompaño a conocerte, entenderte y tratarte mejor. Puedes agendar una sesión individual o unirte a uno de mis talleres. Aquí no buscamos perfección, buscamos conexión.

💛 Porque mereces una vida más tuya. Más en paz.

Puedes escribirme con confianza. Será un gusto acompañarte.
— Sara Alegría | Psicoterapeuta Gestalt

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